En la intimidad con Lotta
Desde que era una adolescente sentía curiosidad por las chicas y al mismo tiempo por los chicos.
Con el paso de los años me casé, tuve un hijo y posteriormente me divorcié.
Durante mi matrimonio le pedí a mi marido experimentar, siempre quise tener una experiencia sexual con una chica pero, por razones que desconozco, nunca quiso.
Ya divorciada fui conociendo más amigas y amigos y entonces la conocí… en mi trabajo…
¡Desde que la vi supe que había algo con ella!
Como un imán nos empezamos a tratar, teníamos (y tenemos) ciertas similitudes en la forma de pensar, nuestros gustos, el carácter…
Pero como siempre pasa en estas cosas, había un problema… ella era casada y con un pequeñito.
Con el paso de los años nuestra amistad creció y en alguna plática surgió el tema del sexo y ella me platicó que en su adolescencia había tenido una experiencia lésbica.
Me quedé boquiabierta y fue entonces cuando confesé mis deseos y fantasías y ahí, justo en ese lugar, me dio un beso de la nada… ¡Y nos gustó! Pasé de ser la amiga amable a su amante.
Siempre platicamos, ella ya no quería a su esposo, estaba con él por el niño.
Así pasamos casi tres años, fue tormentoso y a la vez hermoso. Ella me entendía en el hecho de ser solamente amigas por la sociedad, mi familia (que es… ¿anticuada?) y el hecho de que podrían quitarme a mi hijo si lo supieran.
En nuestro mundo fuimos felices hasta que me cansé de ser solo la amante.
Yo quería que fuera solo mía, aunque fuera a escondidas. Pero no pasó…
Actualmente ella sigue casada y yo sigo soltera esperando alguna mujer que quiera estar conmigo a pesar de ser closetera; que esté dispuesta a ser mi amor pero para la sociedad solo amigas. Tengo miedo de perder a mi hijo.
Me considero bisexual, pero prefiero el sexo con una mujer y siento que entre mujeres somos más leales, compartimos gustos y momentos que con un chico no.
¡No me juzguen chicas!
Solo soy un humano que vive su vida de la mejor manera que puedo…
Besos y cerezas