Para leer escuchando be the one, con Dua Lipa
Disfruto el sonido.
Dicen que cuando te vas se reconoce el error y se adhieren las culpas y por eso se pide el reconocimiento, el perdón y la oportunidad.
Dicen que cuando todas las visiones se transforman en azul, se recuerda la partida y el pensamiento vuela a la equivocación por la que ahora huyes y sugieres -pides- una oportunidad para demostrar que en verdad puedes ser todo eso.
Hay ritmos en esta playa sin mar, sin arena, sin palmeras y entonces clamas.
Dices que puedes y cubres los ojos pero no la mirada y te deshaces de aquello y de esto y de eso. Recuerdas el “mí”, el “tú”, el “nosotros”, el “fuimos” y el “somos” de una aventura a la que huiste por miedo a una ocasión que abandoné por falsa sensatez…
Y recuerdo que tus pechos son pequeños y apenas caben en mi mano aunque sobran en mi boca. Percibo el aroma de toda esa piel y la recorro persiguiéndoles en sueños porque decidiste huir y ser algo de alguien más que no soy yo.
Tu valentía. Tu espíritu. Tu maldita decisión…
Dicen que cuando te vas el aire falta y por eso hay amaneceres rojos y atardeceres de golondrinas similares a las de tu cuerpo: las que vuelan, las libres, las alejadas de esa extraña fiesta en Toscana y esta arbitrariedad de Nome.
¿Sabes algo? Tengo tus ojos atrapados aquí, en el punto exacto de la desaparición de tus lentes y el aprecio por mis habilidades culinarias: esas que desprecias, las insuficientes, las del pretexto.
Pude haber sido… sé que pude haber sido…